22 Octubre 21

Los retos para Chile en su camino hacia la descarbonización

Desde ACCIONA plantean que existen las condiciones para llegar a una matriz energética 100% renovable a 2040, pero debe ponerse el foco en los temas correctos, ‘de modo de ir haciendo esta transición de manera responsable, segura y garantizando el suministro en el país’, dice José Ignacio Escobar, director general para Sudamérica de la compañía. El dato es irrefutable. Hoy en día, el sector energético es el que más aporta a las emisiones de gases de efecto invernadero en Chile (77,4% aproximadamente). Pero también hay otra verdad que no se puede negar: sin energía un país no anda. Por eso es fundamental equilibrar la balanza para seguir creciendo de manera limpia y sustentable. Y en este desafío, la llave para lograrlo parece estar en una palabra: ‘descarbonización’. En simple, la descarbonización implica llegar a una operación del sistema eléctrico sin centrales que utilicen combustibles fósiles de ningún tipo, lo que incluye las centrales a carbón, pero también en un futuro cercano eliminar el gas y el diésel, entre otros. Un reto no menor. ‘Este es un tema que requiere una mirada de Estado. Transformar y descarbonizar el sistema eléctrico, que es el corazón por donde bombea la sangre de un país, tiene una importancia central en nuestras vidas y un impacto directo en otras industrias, como el transporte, la minería o el sector forestal, por nombrar solo algunas’, dice José Ignacio Escobar, director general para Sudamérica de ACCIONA.

PARTIR POR EL CARBÓN

En la ruta por llegar a las cero emisiones, el primer paso es eliminar el carbón. Y si bien en 2019 el Gobierno y las empresas acordaron el cierre de las centrales para 2040, actualmente se discute en el Senado un proyecto de ley que lo adelanta para el año 2025. Meta que algunos expertos dicen que hay que mirar con prudencia. El estudio ‘Ruta de Referencia para Alcanzar Cero Emisiones en el Sector de Generación de Energía Eléctrica en Chile’, encargado por ACERA a la consultora SPEC en colaboración con el Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería de la Universidad de Chile (ISCI), establece en su primer informe —denominado ‘Escenario sin carbón al 2025’— que para conseguir un sistema eléctrico que funcione de manera segura y económica, sin las centrales a carbón, será necesario incorporar 17.000 MW de nuevas centrales de Energías Renovables No Convencionales (ERNC) y 1.000 MW de sistemas de almacenamiento. ‘Lograr la eliminación del carbón como combustible para 2025 significaría instalar más de 4.000 MW por año durante los cuatro años siguientes, para lo cual pensamos que existen restricciones técnicas e institucionales que lo hacen muy poco factible’, advierte Carlos Finat, director ejecutivo de ACERA.

El experto dice que si se exige la salida total de las centrales a carbón a más tardar en 2025, se impone una restricción que limita seriamente las fuentes de generación que pueden reemplazar la capacidad de las centrales que se retirarán. ‘Las centrales fotovoltaicas y eólicas tienen plazos de construcción que oscilan entre 6 y 18 meses, dependiendo de su tamaño. Por otra parte, las centrales solares de concentración de potencia (CSP) y las centrales geotérmicas requieren plazos de cinco o más años’, explica Finat. Y añade que el estudio encargado por ellos indica que si la fecha de retiro de la totalidad de las centrales a carbón se posterga lo suficiente para permitir que ingresen centrales CSP y geotérmicas, ‘su incorporación al sistema eléctrico en cierta proporción es más eficiente y con menor costo total que el reemplazo del carbón solamente por fotovoltaicas y eólicas’.

IMPUESTOS E INCENTIVOS

De todos modos, los especialistas creen que vamos por buen camino. La meta inicial era llegar a 2025 con un 20% de nuestra matriz energética con ERNC y ya en 2021 ese porcentaje es de 25%. Pero no podemos pecar de exitistas, advierte José Ignacio Escobar. La única forma de seguir avanzando en este camino hacia una matriz libre de CO2 es plantearnos nuevas metas que sean claras, ambiciosas y realistas al mismo tiempo. ‘Y teniendo esa meta, hay que saber cómo llegar’, apunta.

Para eso, se requieren cambios legales, normas técnicas y un marco regulatorio acorde. ‘Por ejemplo, es fundamental revisar el tema del impuesto al CO2, que hoy es de solo 5 dólares por tonelada emitida, lo que es bajísimo. Se estima que debería estar en torno a los 30 dólares por tonelada’, dice Escobar. Una mirada que comparte Juan Pablo Montero, profesor titular del Instituto de Economía de la Universidad Católica, quien cree que es clave lograr la descarbonización al menor costo posible de la matriz energética y simultáneamente, en la medida que esta descarbonización avance, la electrificación del sector transporte. ‘Para ambos sectores, dada la capacidad de monitoreo y fiscalización, los impuestos aparecen como el mejor instrumento, tanto para la generación eléctrica como para los combustibles que se usan en transporte (gasolina y el diésel). Al ser descentralizado, este instrumento entrega los incentivos perfectos para la transición energética al menor costo’, señala el académico.

TECNOLOGÍAS DE ALMACENAMIENTO Y TRANSMISIÓN

Vivianne Blanlot, economista, directora de empresas y ex secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional de Energía, asegura que el sistema eléctrico aún no está preparado para operar con energías 100% renovables si queremos un suministro estable y seguro. Sostiene que para eso se requieren tecnologías de almacenamiento maduras y competitivas, que no obliguen a subir significativamente el costo para el usuario final y que permitan usar las energías renovables interrumpibles (eólica y solar) durante 24 horas. ‘Y que el sistema de transmisión nacional no tenga ninguna limitación para transportar energía de cualquier punto del país a cualquier zona de consumo’, dice. Para ella, es difícil saber cuándo se puedan cumplir ambas condiciones, ‘pero personalmente dudo que ocurra antes del 2035’, advierte. Juan Pablo Montero, en tanto, cree que debiéramos avanzar en aquellos mercados auxiliares que deben acompañar a la expansión de tecnologías renovables. ‘Estos mercados deben buscar retribuir correctamente el almacenamiento (baterías) y a aquellas centrales con capacidad de suplir energía en ausencia de sol y viento, muy posiblemente gas natural’.

MARCO LEGAL

Otro tema central es contar con políticas regulatorias más agresivas. En este sentido, Carlos Finat asegura que la transición energética requiere un marco legal que, por un lado, asegure la remuneración de las diferentes tecnologías de generación de ERNC y almacenamiento, y que, por otro, incentive la incorporación de nuevas tecnologías, como aquellas que aprovechan las facilidades que proporcionan los sistemas electrónicos de potencia asociados a los inversores que usan las tecnologías solares fotovoltaica, almacenamiento y parte de las eólicas. Finat cree que se debería revisar también el rol que se le asigna al agua, viéndola más como un medio de almacenamiento que complementa a las ERNC. Además, señala, es necesario avanzar hacia la digitalización del sistema de transmisión para optimizar su uso.

‘Y en línea con la experiencia que se observa a nivel internacional, propender hacia el uso de tecnologías ‘grid forming’ en reemplazo de servicios que actualmente son proporcionados por centrales a carbón y a gas’, dice. Para José Ignacio Escobar, de ACCIONA, tenemos las condiciones dadas para llegar a una descarbonización total de la matriz y funcionar 100% con energías renovables de aquí a 2040: están los proyectos, los inversionistas, el apoyo social, la geografía, las tecnologías y los recursos. Solo hay que seguir avanzando en un modelo energético y de distribución acorde a los tiempos. ‘Debemos poner los focos en los temas correctos, de modo de ir haciendo esta transición de manera responsable, segura y garantizando el suministro en el país’.

Fuente: El Mercurio