A propósito de Walmart y la compra de Cornershop: ¿Qué es el abuso de posición dominante?
Juan Pablo Montero, investigador del ISCI en Chile, explica los fundamentos y peligros de este fenómeno que acecha a todas las industrias, pero que ha encontrado un protagonismo especial en compañías del rubro tecnológico.
Una de las noticias que remeció a los mercados en Chile, durante 2018, fue el anuncio de Walmart y su intención de adquirir la aplicación de compras Cornershop en unos US$225 millones. Se trataba de un verdadero hito para los emprendimientos locales y regionales.
Y aunque tuvo el visto bueno de la Fiscalía Nacional Económica, en enero del año pasado el regulador mexicano -donde operaría también la fusión congeló el idilio.
La Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) notificó a Walmart su oposición a la compra de Cornershop, argumentando que ambas podrían “desplazar” a sus competidores, pues generaba una integración vertical que dañaba el buen funcionamiento de los mercados y no podía garantizar un campo de juego uniforme para sus rivales.
Este es un caso ilustre para hablar del abuso de posición dominante, un tema que concita especial atención para Juan Pablo Montero, investigador del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería, ISCI, y académico de la Universidad Católica de Chile.
En conversación con AETecno, Montero explica que el abuso de posición dominante tiene relación con una firma con una alta participación de mercado que incurre en ciertas prácticas que le permiten preservar esa posición de dominio, entre ellas, la depredación de precios o la firma de contratos de exclusividad, con perjudiciales implicancias en la libre competencia.
“Imagínate que entra un rival y yo, como soy una empresa dominante del mercado, puedo implementar políticas en que tarifico a bajo costo con el único objetivo de desplazar a los rivales del mercado más pequeños, para después -una vez que esos rivales salgan del mercado- levantar los precios”, ejemplifica el académico.
Y respecto a los acuerdos de exclusividad, añade: “Por ejemplo, yo soy un gran proveedor que vende el 70% de un producto y firmo un acuerdo de exclusividad con un retailer, como un supermercado… lo que estoy haciendo es frenar la entrada de otros actores al mercado, y eso también es abusar de mi posición dominante”.
Una acotación importante que realiza en este punto el investigador del ISCI es que la posición dominante por sí sola no es necesariamente mala, ya que pudo haberse alcanzado con métodos legítimos y con una exitosa gestión de productos y precios. “Entonces, alcanzar una posición de dominio no es un problema per se. El problema, primero, es ver cómo lo alcancé -si con alguna de estas prácticas que mencioné antes- o, segundo, si alcancé esa posición de dominio de buena forma, pero para preservarla a posteriori acudí a estas prácticas anti competitivas. Y ese es el riesgo, por eso se llama abuso de posición dominante”.
Protagonismo (más no exclusividad) de la industria tecnológica y de telecomunicaciones
Un caso que concitó la atención global ocurrió en febrero de 2019, cuando tras 15 meses el Tribunal de Apelaciones para el Distrito de Columbia dictaminó, por unanimidad, en favor de la fusión entre el operador inalámbrico AT&T y la compañía de medios Time Warner (que incluye CNN, HBO y otros como Cartoon Network y los estudios Warner Bros). Un movimiento de US$85.400 millones que, según los argumentos del gobierno de Trump, significaría precios más altos para los consumidores.
La situación presentaba un dilema, pues podía darse el caso de que, a partir del dominio o preponderancia de un producto específico deseable, denominado también “must have”, las empresas pudieran empezar a monopolizar otros mercados. Es decir, “al tener una posición dominante sobre un producto, abusas monopolizando otros mercados, subiendo los precios en otras áreas”.
Juan Pablo Montero opina al respecto: “Cuando este productor de contenidos, Time Warner, empieza a negociar con otros distribuidores las condiciones en que les va a vender sus canales, después de la fusión, esos precios van a subir muchísimo más por el hecho de que tienen estos canales super populares, super “must have”, que le van a permitir negociar precios mucho más altos. Esto qué va a significar: que los consumidores finales van a terminar pagando precios más altos de los que hubiera pagado si estos productos no fueran “must have”.
Al hablar del abuso de posición dominante, un nombre común que arrojan los archivos y estudios es el de Google y la Unión Europea, esto debido a la permanente fiscalización en torno a sus prácticas y situación en el mercado. De igual forma, ha tenido resonancia el caso de Microsoft y la discusión con sus productos, sistemas operativos y el navegador y más recientemente, lo de Intel y la relación de sus microprocesadores con los fabricantes de computadores.
No obstante, pese a la recurrencia de nombres propios de la industria tecno y telco, el académico chileno aclara que esto ocurre en todas partes del mundo y en todas las industrias, aunque generalmente se asocie con empresas tech.
Y pese a las diferencias de ámbito, las prácticas no son muy distintas de una industria a otra, como por ejemplo, forzar a un cliente, ya sea consumidor final o intermediario, a comprar muchas cosas (que no le gustaría comprarlas quizás) para adquirir cierto producto. “Es decir, tiene que adquirir toda una línea de productos, aunque no le guste, porque justamente lo que quiere es un producto esencial. Puedes apalancar tu poder de mercado en ese producto para vender un montón de otras cosas”, advierte Montero.
Europa y Estados Unidos
Respecto a las formas de lidiar con estas situaciones, el académico de la Universidad Católica explica que un método para detener esto es mediante una acusación formal, por ejemplo, de un rival que denuncia este abuso con base en las prácticas del señalado. Pueden ser acusados y llevados a la fiscalía para iniciar una investigación. En muchos casos se puede llegar a acuerdos entre las partes, lo cual no es raro, pues hay razones por las cuales ciertas prácticas puedan existir y estar justificadas desde el punto de vista de la competencia, así que es un desafío grande poder detectar en qué casos se valida la acusación y en cuáles se fallará en contra.
Una segunda forma de invalidar una situación de abuso es a través de operaciones de concentración, tales como el procedimiento en las fusiones de AT&T o la compra de Cornershop, donde interviene un regulador. “Son dos caminos diferentes. En una estoy observando una conducta y demando algo que está pasando; en la otra, me estoy anticipando a algo que podría ocurrir y, por tanto, prefiero no permitir esa fusión”, explica Juan Pablo Montero.
En esta línea podemos identificar dos paradigmas o tendencias fuertes, cuenta el investigador chileno. En Europa se han caracterizado por mirar estas cosas “per se malas”: en los casos en que veían a una gran empresa incurrir en ciertas prácticas, lo castigaban rápidamente. Sin embargo, añade que esto está empezando a cambiar y se ha comenzado a exigir instancias de demostración con pruebas efectivas de perjuicios económicos.
Un ejemplo de esta idiosincrasia se refleja con el caso de Google, que ha sido sancionado fuertemente por la Unión Europea con miles de millones de euros, pero que en Estados Unidos, ante las mismas prácticas, no ha ha tenido castigo similar.
“Europa viene de una tradición en que es (el abuso de posición dominante) mucho más un per se malo”, como una regla fija, rígida. Y Estados Unidos es más caso a caso, demostrando la evidencia económica, y eso hace mucho menos probable que fallen en contra o que lleguen a una corte, finaliza el académico.
Fuente: Tecno América Economía