Viajes en servicios de apps son más caros y pueden demorar más que en transporte público
El Mercurio puso a prueba diferentes medios de transporte entre las estaciones de Metro Manquehue y Tobalaba, aunque las apps resultan más caras, los usuarios privilegian la comodidad. El investigador ISCI, Ricardo Hurtubia, comentó que los nuevos modos de movilizarse requieren de una ciudad que se adapte y permita la intermodalidad.
Con los scooters y la consolidación de las aplicaciones, el factor que más importa es la comodidad, dicen los expertos. Sin embargo, estas utilizan tarifas que dependen de la demanda y del tránsito.
En los últimos años, las opciones para movilizarse en la ciudad se han multiplicado. A los buses del transporte público, el metro, los tradicionales taxis de techo amarillo y los vehículos particulares se han sumado servicios que se pueden contratar a través de aplicaciones y que, aunque algunos funcionan sin regulación, son una alternativa para los capitalinos.
‘El Mercurio’ recorrió un tramo de la comuna de Las Condes, entre las estaciones del metro Manquehue y Tobalaba, que es uno donde hay más opciones de transporte, para conocer la experiencia y observar las diferencias en cuanto a precios y tiempo invertido en el trayecto.
Para ello se usaron dos empresas de scooters eléctricos (Scoot y Lime), dos aplicaciones de automóviles (Uber y Cabify), el metro, un bus del Transantiago y taxis, en un viaje en hora punta tarde, entre las 18:00 y las 18:15.
En el recorrido se observó que el precio de hacer ese tramo de 3,3 kilómetros puede significar entre $700 y $5 mil (ver infografía).
Entre las opciones más baratas y rápidas quedó el transporte público. En metro, el viaje demoró 9 minutos (y cuesta $800), aunque los vagones estaban llenos, y si bien el tiempo aumentó a 19 minutos en bus —que también iba a máxima capacidad—, el valor fue de $700.
En el caso de los scooters, que aparecen como la segunda opción más barata, el recorrido demoró casi lo mismo que en Transantiago (20 minutos), pero el precio llegó a los $2.500 y en el camino se debieron evitar obstáculos. Uno de los puntos más difíciles en este modo fue cruzar el puente que atraviesa Vespucio a la altura de Escuela Militar.
En cuanto a las aplicaciones como Uber y Cabify, los conductores guiados por la app toman calles aledañas, evitando el alto tránsito de Apoquindo, distinto a la alternativa que prefieren los taxis. Estos tres tipos de transporte resultaron ser los más caros, aunque hay que considerar que funcionan con tarifas que dependen de la demanda y del tránsito.
Así, pedir cinco minutos antes o después un Uber o Cabify puede significar una diferencia considerable en cuanto al precio que se cobrará.
Las razones
La ministra de Transportes, Gloria Hutt, reconoce que en el caso de los automóviles y las micros, que van a la misma velocidad y usan igual ruta, el usuario elegirá ‘el auto, por la comodidad’.
Óscar Figueroa, urbanista y profesor del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la UC, añade que en la elección de los pasajeros también son claves ‘la oportunidad y el tiempo’, lo que explicaría el alto uso de los scooters, porque, con estos, ‘moverse a cualquier hora es fluido’.
Javier Vergara, director ejecutivo de la ONG Ciudad Emergente, añade que ‘las decisiones al momento de moverse pasan por dos aspectos: pragmatismo y comodidad’.
Por ejemplo, Camila Bezanilla, que trabaja en el sector pero vive en Providencia, opta por el transporte público, porque ‘estoy acostumbrada a que el metro esté muy lleno, pero es mucho más rápido. Sé que pasará’.
Mientras, Esteban Troncoso, también trabajador del sector, elige el scooter: ‘A veces me es más barato el taxi, pero siempre hay taco; mientras que, si bajo, siempre hay uno de estos (scooters) listo’.
En la empresa Scoot, el gerente general, Gonzalo Cortés, sostiene que las tarifas se establecen con la intención de que ‘permitan a la gente reemplazar algunos de esos viajes sin incurrir en mayores costos; por ejemplo, siendo más baratos que un taxi y con beneficios de no toparse con tacos’.
Ana Daniela Portillo, gerenta general de Lime Chile, plantea que el objetivo de este tipo de transporte es que ‘cuando los usuarios piensen en movilizarse opten por medios no tradicionales’.
En el caso de las aplicaciones de automóviles, Verónica Jadue, gerenta de comunicaciones de Uber, afirma que el futuro está en la intermodalidad: ‘Queremos que sea una plataforma de movilidad integrada de acceso al transporte: desde viajes individuales a buses y bicicletas’.
Desde Cabify, Ignacio Gutiérrez, gerente comercial, afirma que ‘los precios se han ido ajustando a las necesidades de nuestros clientes’, y también plantea la intermodalidad: ‘Tenemos una categoría de taxis y queremos incluir en la app a las bicicletas y scooters’.
Los desafíos
Pero los nuevos modos de movilizarse requieren de una ciudad que se adapte, plantean los expertos. Ricardo Hurtubia, investigador del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus) de la UC, apunta a que ‘se necesitan mejores conexiones de infraestructura que permitan la intermodalidad’.
En tanto, para Alberto Escobar, gerente de Movilidad del Automóvil Club, un desafío que queda es la regulación. ‘Se debe tener un marco normativo para las aplicaciones y que el Gobierno pueda acceder a los datos de viajes que tienen las empresas, ya que eso es necesario para poder organizar la ciudad’, recomienda.