Modelo incorpora el riesgo de incendios en la planificación de la gestión forestal, para evitar pérdidas económicas y humanas
Cada año en Chile se inician entre 6000 a 7000 incendios forestales, El 99,7% de ellos se originan por acción humana, y la superficie afectada en cada período promedia las 52.000 hectáreas quemadas, entre matorrales, praderas y plantaciones forestales. En el Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería están trabajando en el desarrollo de modelos de planificación forestal de cosechas que integren el aspecto económico y de protección del medio ambiente, con la creación de cortafuegos, que retrasen la propagación de los incendios de forma activa, eficiente y sostenida.
Los incendios forestales son una de las principales amenazas para los bosques, especialmente en climas con una marcada estacionalidad, como el clima mediterráneo propio de la zona centro sur de Chile. En un contexto de sequía prolongada, como consecuencia del calor y del aumento de los vientos provenientes desde el sur, el riesgo en la zona aumenta considerablemente.
Los incendios son percibidos por la sociedad como un grave problema ambiental: impactan en la calidad del suelo y el aire, se altera el ciclo del agua, y todos estos factores inciden en la flora y fauna del lugar. En las comunidades afectadas se generan serios problemas sociales, y los propietarios de las plantaciones forestales lo ven como un grave problema económico.
En colaboración con científicos de Estados Unidos, Canadá y España, un equipo de investigadores del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería ha desarrollado nuevas herramientas en la frontera del conocimiento que permiten prevenir la propagación del fuego al incluir en la planificación industrial nuevas estrategias de prevención activa, aplicadas en lugares óptimos para la reducción de los riesgos de propagación de incendios.
Las medidas incluyen las siguientes acciones:
- La reducción de combustibles cerca de infraestructura, especialmente a ambos lados de caminos y carreteras, y en la interfaz bosque/zona urbana.
- La gestión de las masas forestales, reduciendo el número de árboles, podando las ramas bajas, y limpiando el material combustible (como maleza y arbustos)en zonas de mayor probabilidad de incendio.
- La creación de áreas cortafuego a través del diseño de un mosaico forestal que cree discontinuidades espaciales, tanto en los combustibles, como en la propagación e impacto del fuego, facilitando la compartimentación del territorio.
Si bien las medidas preventivas implican un sacrificio económico en los primeros periodos, este costo se compensa al tener menos incendio y perdidas en periodos posteriores.
Se está trabajando también en el uso e integración de simuladores de incendios que permiten predecir la propagación de ellos y utilizar esta información en la etapa de planificación preventiva.
“Históricamente, se han implementado modelos exitosos para planificar la disponibilidad de elementos de supresión de incendios, como serían los helicópteros o las brigadas de bomberos. También, se han desarrollado simuladores que han sido efectivos en visualizar, dada la topografía, los vientos y otros elementos, así como la dirección en que se desplegará el fuego. Si bien las estrategias de extinción han demostrado su efectividad a la hora de reducir el impacto de los incendios, hay un cierto umbral a partir del cual su efectividad es limitada. Más aún, se da la paradoja que un gran éxito en la extinción de incendios, si no va acompañado de una gestión preventiva, puede generar una gran acumulación de combustible en el bosque, y puede acabar favoreciendo los grandes incendios forestales posteriores. Nosotros proponemos cambiar el paradigma, y apostar primero por las políticas de prevención activas, y luego, por los medios de extinción del fuego. El uso de herramientas sofisticadas como modelos de simulación estocástica y optimización permite desarrollar resultados de investigación absolutamente innovadores a nivel mundial” ,
explica Andrés Weintraub, Director del proyecto, quien dedica parte de su investigación a desarrollar modelos de prevención de incendios en bosques canadienses.
La metodología se empezó a diseñar en Canadá como prototipo. En Cataluña se está desarrollando una implementación junto al Centro de Ciencias y Tecnología Forestal. Esta colaboración internacional es apoyada por el Instituto Sistemas de Ingeniería Complejos y fondos europeos. En tanto en Chile, se está desarrollando un prototipo con miras a una implementación futura.
Comunicaciones ISCI