Test grupales, examen de antígeno y búsqueda activa de casos: las claves de la estrategia para frenar la segunda ola del virus
Con la crisis sanitaria en su peor momento se implementan medidas para optimizar recursos a la hora de diagnosticar el covid-19.Con más de un millón de casos de covid-19 acumulados en los casi 13 meses desde que se declarara la pandemia, Chile intenta frenar una segunda ola con las restricciones más estrictas del último año y un renovado plan para aumentar la detección temprana de las infecciones. Este ha sido uno de los aspectos más difíciles de implementar de la estrategia nacional contra la pandemia y se sumará a un análisis más intenso de las muestras, lo que permitiría actuar tempranamente para atajar la propagación del virus.
La estrategia de testeo, trazabilidad y aislamiento tiene como elemento central la búsqueda activa de casos (BAC), cuyo objetivo es detectar a las personas que podrían estar contagiadas sin saberlo, examinarlas y así hacer el trazado. Se implementa mediante un test PCR (reacción en cadena de la polimerasa), principalmente, a quienes no presenten síntomas respiratorios asociados al virus.
A ese tipo de método —el más conocido y que se analiza en un laboratorio— durante enero se sumó otro: el test de antígeno. Al igual que el test rápido de anticuerpos (IgC), que es menos preciso, este dispositivo permite tener el diagnóstico en poco tiempo, cerca de 30 minutos (ver infografía), mientras que el PCR entrega la información entre 24 y 48 horas.
El de antígenos está pensado para personas con síntomas, en especial, durante los primeros días de la enfermedad. Según el Ministerio de Salud, hasta el 1 de abril ya estaba disponible en 14 regiones, con más de 24 mil testeos hechos.
‘La estrategia es vital, porque sabemos que en la medida que hagamos más exámenes encontramos más gente, y así vamos a poder aislarla e ir rompiendo la cadena de contagio’, enfatiza la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza.
En línea con optimizar la búsqueda, y también los recursos, es que también se está apostando por el pool testing o testeo grupal. El director del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería de la U. de Chile, Leonardo Basso, a cargo del piloto con el que se empezó a aplicar hace ocho meses, explica que consiste en usar solo un PCR ‘para testear a muchas personas’: se mezclan las muestras y eso se examina. ‘Si sale negativo, sé que quienes están incluidos son negativos; y si sale positivo, entonces se hacen test individuales’, dice.
Añade que, por ejemplo, ‘muchas veces un PCR permite revisar a 10 personas’. De hecho, la subsecretaria Daza detalla que hoy cerca del 17% de los PCR se hace mediante esta estrategia.
Para Jeannette Dabanch, infectóloga del Hospital Clínico de la U. de Chile, ‘cada técnica tiene su rol, ayuda en el diagnóstico y en la detección, pero todas tienen su momento e indicación (…) Siempre es bienvenido tener más tecnología para hacer el diagnóstico’.
Investigación
Otro trabajo crucial es el del Instituto de Salud Pública (ISP) con la secuenciación genómica de los exámenes, para así analizar si se trata de variantes del virus, como la británica o la brasileña.
Heriberto García, director del organismo, afirma que esto se realiza al recibir el PCR. ‘El virus se amplifica, siempre que se pueda, y nosotros analizamos si existe una mutación (…). Si vemos que son variantes de preocupación, se informa’, dice. El estudio puede demorar entre siete y diez días.
García señala que si se detecta que en la muestra hay una variante del virus, se realiza ‘el análisis genómico completo del virus’, lo que puede tardar cerca de un mes.
Fuente: El Mercurio