30 Junio 21

Retorno seguro a clases

Por Susana Mondschein  y Marcelo Olivares, Académicos Ingeniería Industrial, U. de Chile Investigadores Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería

Señor Director:

En marzo de este año, el Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación desarrollaron un conjunto de medidas para el retorno presencial a los colegios, que incluyen: distanciamiento mínimo entre alumnos, control de aforo de espacios compartidos, ventilación de salas, uso correcto de mascarillas, suspensión de actividades extraprogramáticas y aislamiento del curso completo frente a casos de contagio.

Algunas de estas medidas han sido validadas como efectivas en reducir contagios en establecimientos educacionales (Lessler et al., Science 2021). En nuestra propia investigación, hemos utilizado modelos epidemiológicos para analizar brotes en colegios, concluyendo que la medida de aislar al curso completo puede ser muy efectiva en mitigar brotes en un colegio cuando existe riesgo de contagio dentro de la sala de clases.

Las medidas establecidas por Minsal/Mineduc pueden ser complementadas con otras adicionales, que permiten reducir aún más los contagios. Una posibilidad es el retorno gradual en base a ‘burbujas’ con cursos de tamaño reducido (15-20 alumnos), alternando clases presenciales y online semanalmente (que claramente es una mejora respecto de la suspensión total de clases presenciales). Otra alternativa es implementar test rápidos de antígenos semanalmente en la comunidad educacional, una estrategia que se utiliza en Europa, Estados Unidos y en algunos colegios en Chile. Nuestro análisis muestra que para colegios representativos de la realidad nacional, el testeo semanal podría reducir los contagios en un 50%-60% utilizando escenarios conservadores.

Alrededor de un 70% de los colegios chilenos tiene más de 25 alumnos por sala, en promedio, sumando en total 765 mil alumnos en enseñanza media. Una estrategia de testeo semanal, con test rápido de antígenos en este grupo de alumnos y profesores/funcionarios (los grupos de edad donde hay evidencia científica que existe mayor riesgo de transmisión, Viner et al., JAMA Pediatrics 2020), podría ser una medida con una alta costo-efectividad para el retorno seguro a clases presenciales y mejorar la trazabilidad de contagios en los hogares.

Fuente: El Mercurio