27 Mayo 20

Los problemas para trasladar pacientes y camas en la hora crítica del Covid-19

‘Si tenemos un paciente en domicilio grave y un hospital está colapsado, no sabemos a qué recinto llevarlo’, admite Jorge Ramírez, médico regulador del Samu Metropolitano.La doctora Claudia Vega, jefe de intensivistas del Hospital El Carmen de Maipú, habla con voz quebrada. Le pide ayuda al cielo para que la ilumine. No tiene más camas y debe, según relata a T13, elegir a quién intubar y a quién postergar. Para ella eso es vivir el dilema de la última cama, a pesar de que ayer había 38 cupos UCI en la Región Metropolitana, según el estudio diario Sochimi/U. Finis Terrae. Y eso a parte de las que quedaban en provincias. El problema es que la coordinación se haga a la velocidad requerida para que nadie tenga que morir porque no accedió a tiempo a un ventilador.

Sistema mal aceitado

A comienzos de abril, Francisco Pizarro (54) recibió un llamado del ministro de Salud, Jaime Mañalich. El anestesiólogo de Clínica de Las Condes fue escogido para reforzar el gabinete en materia de distribución de camas de cuidado intensivo (ver recuadro). Hoy administra la Unidad de Gestión Centralizada de Camas (UGCC), sistema que está en el ojo del huracán y que a diario, según la Subsecretaría de Redes Asistenciales, traslada un promedio de 50 pacientes de la R.M..

La semana pasada Mañalich admitió que ‘falta perfeccionar la integración entre el mundo público y el privado’, reconociendo ‘cierta descoordinación’.

Ante la saturación de camas, los especialistas consideran crucial mejorar el sistema que lidera Pizarro. La UGCC fue creada en 2009 y quienes la conocen aseguran que se trata de un sistema que ‘no está bien aceitado’ para tiempos de alta exigencia y requiere una modernización.

De hecho, la posibilidad de concretar un traslado conociendo la oferta real de camas no está determinada 100% por sistema informático, sino que telefónico, a través de un call center que gestiona y conecta a los médicos. Quienes laboran ahí, defienden que están trabajando para mejorar los tiempos y explican que la demora se debe a la alta demanda producto de la ocupación en las UCI.

Vladimir Marianov, académico de Ingeniería UC y subdirector del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería, detalla que los recintos hospitalarios informan a la UGCC cuántas camas tienen todos los días a las 8 AM. ‘En períodos normales eso funciona bien, porque las camas se van ocupando y desocupando lento. Pero en períodos como este, tener la información una vez al día no es suficiente’.

Para concretar los traslados se debe acudir al Servicio de Atención Médica de Urgencia (Samu). ‘Los flujos de información entre los distintos organismos, urgencias, UCI, Samu, UGCC no está funcionando de buena manera. Por ejemplo, si tenemos un paciente en domicilio que está grave y, por nuestro trabajo, sabemos que un hospital está colapsado, no sabemos a qué recinto llevarlo’, admite Jorge Ramírez, académico de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile y médico regulador del Samu Metropolitano. Por eso, dice, se está produciendo un cuello de botella en la llegada de los pacientes a la urgencia.

Por eso Marianov relata que junto a la Sociedad Chilena de Medicina de Urgencia se contactaron con el Hospital Henríquez Aravena de Temuco para saber qué necesitaban. Una de las materias que surgió fue tener en tiempo real el estado de camas y ventiladores en los hospitales y clínicas. Hicieron una aplicación para resolver esa necesidad –que debería cubrir la UGCC- que funciona en los teléfonos móviles y que puede ser actualizada constantemente por el personal de las UCI o las UTI. ‘Así los médicos de urgencia, que son los que reciben la ola, pueden referir al mejor lugar posible’, acota.

Por qué hay que recurrir al teléfono

Cuando se requiere el traslado de un paciente, el médico debe subir una solicitud a la plataforma online de la UGCC. En la unidad reciben el requerimiento y comienzan la búsqueda de camas disponibles en el sistema, priorizando los recintos hospitalarios más cercanos. Hasta ahí todo bien, pero para chequear la disponibilidad hay que llamar a cada recinto que podría recibir el trasladado. Eso, porque el sistema puede arrojar camas críticas disponibles, pero puede haber pacientes en la urgencia de ese hospital esperando por el cupo. Además los médicos también tienen voz para decidir si hay capacidad real de recibir a un paciente, según las condiciones en las que está.

‘Se llama por teléfono a la red de Santiago y si no hay camas, se pasa a la red de regiones’, agrega un integrante de la unidad. En ese contexto, José Miguel Bernucci, secretario general del Colegio Médico, acusa ‘problemas en la demora de los traslados’, asegurando que desde que se solicita una cama hasta que llega una ambulancia a buscar al paciente, pueden pasar entre 12 y 24 horas.

‘Los traslados desde Punta Arenas a Santiago demoraban en promedio 24 horas’, cuenta el jefe de la Unidad de Paciente Crítico del Hospital Clínico de Magallanes Christos Varnava. Sin embargo, cuando Magallanes tuvo el peak hace algunas semanas atrás, había holgura en el sistema. Como están las cosas hoy, cree que si ocurriera una nueva alza de contagios no podrían trasladar pacientes.

Desde la unidad comentan que en las clínicas la situación a veces se ha complicado debido a la presión de sus propios servicios de urgencia. ‘Los hospitales públicos tienen más facilidad de desahogar pacientes no covid porque pueden recurrir a camas básicas e intermedias en la red. En cambio la red de una clínica es más chica, funciona con lo propio. Ellos no trabajan en red. El sistema integrado no siempre soluciona eso, por eso estamos haciendo ajustes’, aseguran.


Francisco Pizarro, el doctor detrás de la gestión

Jaime Mañalich y Francisco Pizarro –encargado de gestionar el sistema de coordinación de pacientes y camas- se conocieron en la clínica Las Condes, donde el primero fue director y posteriormente gerente general hasta que asumió como ministro, en junio del año pasado. Por eso es parte del equipo de confianza que reclutó para enfrentar la pandemia.

En abril, a pocos días de llegar al ministerio, Pizarro asumió como jefe médico de la Unidad de Gestión Centralizada de Camas (UGCC), que hoy depende del subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga. Con un equipo de cerca de 50 personas, durante la emergencia sanitaria la unidad administra la oferta y demanda de camas UCI tanto del sistema público como del privado (ver central).

Para algunos de sus colegas, el nombramiento de Pizarro fue sorpresivo debido a su especialidad. Anestesiólogo de la U. de Chile –donde es docente- y magíster de administración en salud de la UC, comenzó su carrera en el hospital El Salvador, donde fue jefe del servicio de anestesiología. Luego se integró a la Clínica Las Condes, donde mantiene acciones a través de dos sociedades. Ahí ejerció como subdirector médico entre 2016 y 2017.

Fue en ese rol donde puso en práctica sus aprendizajes en materia de gestión. Un subdirector médico -cuenta un doctor que lo conoce- ‘organiza la parte operativa, supervisa que los servicios funcionen correctamente, que existan proyectos y planes de desarrollo’. También coordina acciones junto al director en caso de pandemia. Otro especialista cercano a él desde su época en El Salvador, asegura que cuando fue jefe de anestesiología disminuyó los tiempos entre cirugías y mejoró el rendimiento de los pabellones. Una tarea similar, pero a mayor escala, tiene ahora.

-El intento de Ignacio Briones que no fue financiado

Ciencia de datos para mejorar la salud. Esa fue la inquietud que el año pasado movió al entonces decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez, Ignacio Briones –antes de que asumiera como ministro de Hacienda en octubre del año pasado- a buscar un convenio de colaboración entre la universidad y la Subsecretaría de Redes Asistenciales, para realizar un modelo predictivo de demanda de camas hospitalarias para la UGCC.

Por eso, en agosto del año pasado Briones, junto a un equipo de la casa de estudios, se reunió con Rubén Gennero, en ese entonces jefe de la división de gestión de Redes Asistenciales. El proyecto fue postulado a Conicyt en marzo de 2019 con el objetivo de optimizar el sistema de turnos en los hospitales, pero no recibió financiamiento.