11 Agosto 20

La receta de 7 expertos para esquivar el rebrote que se viene

Dicen que si no se evita, se puede aplacar.

A fines de agosto y durante septiembre podría comenzar el alza de los contagios, de la mano de los reencuentros y las fiestas patrias. Dos semanas se cumplen hoy desde que siete comunas de la RM -1.103.883 personas- salieron de cuarentena a transición. Dado el período de incubación del virus, desde ahora se podrá evaluar si estas primeras medidas de relajamiento tenderán a un rebrote o no.

La mayoría de los especialistas sostiene que dado el incremento en movilidad, la reactivación del covid-19 es inevitable. Según cálculos del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI), un retroceso de 10% de la movilidad reduce en 20% los contagios en una semana. El plan Paso a Paso recorre el camino inverso.

Una reciente investigación del ISCI y la Universidad de Stanford titulada ‘El efecto de los primeros días de transición en la Región Metropolitana’, arrojó que en la primera semana sin cuarentena los desplazamientos entre comunas desconfinadas de la RM aumentaron 10,6%. Junto a ello, el movimiento desde comunas en cuarentena hacia zonas sin cuarentena creció 7%.

‘Las comunas desconfinadas no solo generan movimiento entre ellas, sino que atraen movimientos que en principio no deberían ocurrir. La movilidad tuvo una recuperación relativamente fuerte en las comunas que se desconfinaron, pero lo más potente es que también hay una mayor movilidad de comunas en cuarentena hacia comunas sin cuarentena, posiblemente por temas laborales. Eso es un poco más complicado’, comenta Leonardo Basso, director del ISCI. Agrega que en general todas las comunas venían elevando su movilidad en las últimas semanas.

Un mapa del informe muestra que los viajes tienen punto de partida en toda la capital y Basso prevé que Providencia -que salió ayer de cuarentena- será un atractivo ‘más grande de viajes'” que las primeras siete comunas.

Cómo evitar que se dispare

Entre los especialistas existe cierto consenso de que el repunte de los contagios podría ocurrir entre fines de agosto y las primeras semanas de septiembre.

‘Que ocurra un rebrote es bastante esperable, sobre todo en grandes ciudades. Es una etapa que uno sabe que va a venir. El punto es tomar las medidas para que sea lo más suave posible’, afirma Juan Pablo Torres, infectólogo de la Clínica Las Condes.

A su juicio, la clave está en mantener un buen monitoreo a través de altos niveles de testeo y trazabilidad no solo en las comunas que se están abriendo. También reforzar mensajes como el correcto uso de mascarilla, lavado de manos y distancia social. ‘Aunque suenan simples, son imprescindibles para disminuir la probabilidad de contagio y el riesgo de que el rebrote sea mayor de lo esperado, porque por la cantidad de personas susceptibles existe la posibilidad de que el rebrote sea intenso’, advierte. En el caso de Israel y Japón, señala, la segunda ola ha sido mayor a la primera.

A su juicio, es relevante conocer ‘en tiempo real’ los resultados de cada comuna en materia de trazabilidad y aislamiento, para que todos puedan estar al tanto de la evolución de la pandemia.

Jaime Sapag, del Departamento de Salud Pública UC, comparte las recomendaciones de Torres y agrega un elemento: ‘Ojalá los empleadores tengan la máxima flexibilidad para que quienes puedan trabajar desde la casa lo hagan’.

Y advierte que aunque en el corto plazo no se vean alzas de contagios, el paso de las semanas y la llegadas de ‘eventos socioculturales donde las personas comparten más’, como fiestas patrias, pueden llevar a un mayor relajamiento de la población. Por eso tanto él como Sapag prevén que en septiembre se podrá ver ‘qué tan bien estamos’.

‘Si hay desconfinamiento, necesariamente va a haber rebrote. Es inevitable’, sostiene Mauricio Canals, de la Escuela de la Salud Pública de la U. de Chile. De todos modos, cree que en Santiago el ‘brote duro ya pasó’. Al igual que sus pares, comenta que septiembre mostrará hacia dónde va la pandemia.

‘Santiago siempre fue una especie de bomba a punto de explotar, porque es una cuenca con hacinamiento poblacional y mucha interacción entre comunas’, explica sobre lo ocurrido. Y para que las alzas de casos que vengan sean solo ‘olitas tenues’, también recalca que es necesario reforzar la trazabilidad y aislamiento de casos.

Canals advierte que las aglomeraciones por trámites ocurridas en las últimas semanas son peligrosas. ‘En Maipú hay tanta gente en la calle que parece Navidad. Filas en el SII, banco, Registro Civil… a este tipo de comunas hay que proporcionarles condiciones para que puedan hacer buen testeo y trazabilidad’, dice. Cree que hace falta planificación, ‘algún tipo de ingeniería fina’ para evitar estas situaciones. Y da una idea: aplicar una especie de ‘restricción vehicular’ en base al rut, por ejemplo. Así se podría restringir la presencia de personas en las calles, disminuyendo el contacto.

También en la línea de las sugerencias, Leonardo Basso acota que se requieren más pistas exclusivas para el transporte público y horarios de entrada al trabajo diferidos. ‘El evento masivo por excelencia es el transporte público’, indica.

Canals observa de cerca lo que ocurre en Europa, donde hubo un gran brote, ‘luego se estabilizó por unos meses y ahora está subiendo con una curva menos empinada’. En ese contexto, comenta que papers recientes han abordado la posibilidad de alcanzar una inmunidad de rebaño antes de lo pensado: ‘cuando la población es heterogénea, es decir hay distintos grupos con distintas resistencias, podría ocurrir una inmunidad de rebaño con niveles más bajos de contagio’. Algo así, dice, está ocurriendo en Francia y Suiza.

¿Evitable?

En su informe del 27 de julio, Espacio Público defendió que un rebrote es evitable, argumentando que solo cinco de 33 países estudiados habían pasado a esa fecha por una situación así: Australia, República Checa, Israel, Singapur y Eslovaquia. ‘Aún si la segunda ola de contagios sigue creciendo en países como España, la evidencia no indica que un rebrote sea inevitable’, consignaron.

Sebastián Solar, infectólogo de la Clínica Alemana, sostiene que ‘se puede en teoría evitar o atenuar la magnitud de un rebrote’, lo que dependerá de las acciones de las autoridades y la responsabilidad ciudadana.

‘No hay intervenciones que funcionen mágicamente. Por otro lado, debe haber un sistema de pesquisa con PCR a escala masiva con rapidez de resultados y una trazabilidad de casos y contactos oportuna y efectiva’, afirma Solar.

El caso de Punta Arenas

‘No se ha portado bien’, dijo la semana pasada el ministro de Salud, Enrique Paris, antes de anunciar que Punta Arenas retrocedería de la etapa de preparación a transición. Aunque el secretario de Estado después aclaró su comentario, pidiendo disculpas, la medida no cambió. Entre el 5 de julio y el 7 de agosto los casos activos aumentaron 195%, llegando a 236 con una tasa de incidencia de 166,2.

Gonzalo Sáez, presidente del Colegio Médico de la región, atribuye el incremento principalmente a ‘reuniones sociales después de la jornada laboral’ y a focos familiares ‘asociados a reuniones sociales’. También hubo algunos focos laborales.

‘La percepción de riesgo pareciera haber disminuido y se observa un retorno a las actividades habituales prepandemia’, comenta Sáez. Junto a ello critica que hay discordancia entre las cifras informadas por la autoridad central y las locales. Ejemplifica que el viernes 7 de agosto el Minsal reportó ocho casos nuevos y la Seremi 37.

‘Los rebrotes van a seguir ocurriendo y lo principal recae en la comunidad. Que seamos disciplinados y responsables. Eso es lo que no ocurre. La campaña también debería estar enfocada en enseñar a usar los elementos de protección personal en forma correcta’, añade Christos Varnava, jefe de la Unidad de Paciente Crítico del hospital clínico Magallanes.

Cuenta que a diferencia de lo que ocurrió entre abril y mayo en la ciudad, la situación hoy se encuentra más ‘equilibrada’ y los casos que han recibido llegan menos graves. Esto, debido a la mayor trazabilidad: ‘Se está pesquisando antes. En abril la pesquisa era lo que llegaba a la unidad de emergencia’.

La experiencia europea: Alzas, pero con efectos más leves

Ni el verano europeo, cuando la radiación disminuye la circulación del virus, logró contener el rebrote del coronavirus en países como España y Francia, con un factor común: las segundas olas resultaron más débiles que la primera y los efectos sobre la salud de cada infectado promedio también fueron más leves.

Según un artículo de la BBC titulado ‘por qué los nuevos brotes de coronavirus son inevitables’ (13 de julio), algunos ‘pacientes con pocos síntomas no desarrollan anticuerpos o bien los pierden con prontitud. Pero el reporte añade que ‘investigaciones recientes sugieren que en estos casos también se produce memoria inmune, de modo que habría protección parcial frente al covid-19’. Ese sería el caso de ‘Italia, donde la pandemia ha adquirido una benignidad que no se explica de otro modo’.

El 26 de marzo de este año España vivió su primer peak: 8.271 casos nuevos reportados, tras lo cual el ritmo fue bajando paulatinamente hasta que en junio se produjo un descanso con unos pocos cientos de casos nuevos diarios. Pero comenzando julio, las alertas volvieron. De la mano de las fiestas juveniles y de la actividad en los campos, el rebrote partió en Barcelona, ciudad que el 12 de julio volvió a restringir las actividades. España vivió la segunda oleada más intensa del continente (aunque menor a la primera), lo que llevó a sus pares europeos a cerrar en escalada sus fronteras con ese país a fines de ese mes. El 4 de agosto los nuevos contagios llegaron a 5.760.

Francia vive una experiencia similar, aunque más moderada. Los cafés parisinos se llenaron en junio y los nuevos casos diarios saltaron a 2.820 el 2 de agosto, aunque lejos del peak del 31 de marzo, cuando se llegó a 7.578.

Según conclusiones del Proyecto Factores de Difusión Covid-19 en España, publicado por la revista especializada Redacción Médica, los factores claves para las segundas olas son los índices de movilidad interna de una ciudad, la difusión de focos entre territorios contiguos (intermovilidad) y la ‘falta de contención en el ámbito socio-sanitario’, es decir la precaución en el contacto entre personas, que sería parte de la explicación de por qué con buenas políticas de trazabilidad en algunas naciones se da una segunda ola y en otros no.

Fuente: La Segunda