08 Mayo 20

Chile al justo de médicos para todos los ventiladores: El plan para hacerlos rendir

Intubados por Covid-19 aumentaron 35% en mayo, al pasar de 310 el 30 de abril a 419 hoy.

Al menos cuatro de los grandes hospitales de la Región Metropolitana —más otros medianos y pequeños— se encontraban con sus ventiladores al tope el 6 de mayo, según datos de la encuesta de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva y de la U. Finis Terrae. El de La Florida ocupaba 22 aparatos de 22, El Pino (San Bernardo) 20 de 20, el Sótero del Río (Puente Alto) 29 de 30 y el San José (Independencia) 20 de 21. Y en Valparaíso —zona a la que los santiaguinos ya no pueden ir tras instalarse un cordón sanitario para proteger esa zona del alza de contagios en la capital—, el Van Buren ocupaba 19 de sus 22 ventiladores.

Además hoy el Gobierno informó que las UCI del país tienen 508 pacientes internados y 419 intubados, lo que evidencia una abrupta alza de ambos índices de 21% y 35%, respectivamente, para lo que va de mayo. Y es que al 30 de abril en la UCI había 418 contagiados y 310 intubados.

Pero en Chile ya existen 1.765 ventiladores. ‘Son de excelente calidad, con tecnología de punta’, dice el decano de Medicina de la Finis Terrae, Alberto Dougnac. ‘Nuestro problema no serán los ventiladores, será tener la cantidad suficiente de equipos humanos que los manejen y que controlen al paciente. Existen distintos doctores que pueden intubar, pero deberían ser los intensivistas los que se preocupen de sacar al paciente adelante’, agrega.

Y mientras existen 122 UCI en todo el país, los intensivistas son 583, según el registro de prestadores de la Superintendencia de Salud, citado por La Tercera el 7 de abril de 2020. Pero también se van contagiando. La última vez que se reportó la cifra de los trabajadores de la salud, el 22 de abril, había 718 con covid-19 confirmado, claro que entonces el número de casos activos de la población general era de 5.750 y al 7 de mayo era más del doble: 12.632.

El plan

Los contagios de los equipos y la falta de intensivistas llevaron al Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería de la U. de Chile (ISCI) a desarrollar un modelo para optimizar el staff crítico de los hospitales durante la pandemia. La apuesta es que con ello, más un sistema de turnos diferente, se evitará un cuello de botella en la atención de pacientes más graves pues no cualquier médico está capacitado para manejar un ventilador mecánico, aunque existen profesionales de otras especialidades que también podrían adaptarse.

El proyecto ya está en curso en el Hospital Herminda Martín de Chillán. ‘Articulamos que el piloto fuera en Ñuble, pero rápidamente lo queremos escalar a otras regiones. Teniendo claro el protocolo y viendo cómo funciona, se puede implementar en otras regiones sin ningún problema’, sostiene Paulina Assmann, seremi de Ciencia de la Macrozona Centro Sur (O’Higgins, Maule, Ñuble y Biobío).

Marcelo Olivares, académico de Ingeniería Industrial de la U. de Chile y quien lidera la iniciativa, recuerda que en varios países, producto de la pandemia, se fueron quedando cortos de staff crítico (intensivistas, kinesiólogos, enfermeras y técnicos de enfermería) al contagiarse por covid-19. Eso implicó que pese a tener ventiladores mecánicos no contaban con equipos humanos para utilizarlos.

Y surgió la idea de organizar un sistema que permita reubicar al staff a medida que aparecen los contagios. Ello considerando que una UCI requiere de cuatro médicos de forma permanente y que también puede haber ausencias por cuarentena preventiva.

El modelamiento reflejó que los turnos de más de 5 días y cuarentenas cortas aumentan la capacidad actual de los equipos, pero disminuyen la futura por posibles contagios. En cambio, el esquema de semanas de trabajo alternadas reduce el contagio pues se hace coincidir el período infeccioso con la semana de descanso.

Otro factor que aumenta el riesgo de contagio es que muchos profesionales trabajan en dos recintos de salud. ‘Hay que buscar entonces que los periodos en que atiendan también sean en los de bajo riesgo… Lo que estamos haciendo con el hospital de Chillán es ver cuántos médicos hay, cuánto trabajan en promedio y diseñamos un sistema de turno con esta capacidad, para tratar de mantener todas las camas operando y minimizando los riesgos de contagio’, cuenta Olivares. Por el momento, ‘se están probando algunos turnos y estamos armando un sistema que pueda planificar esto de forma sistemática, con una plataforma que lleve la trazabilidad de quién trabaja con quién’.

‘Esto es como una maratón y nuestro personal médico tiene que aguantar la carrera. Hay que ir dosificando, si no, nos vamos a quedar sin médicos en un mes’, asegura.

Si algún miembro del equipo (regularmente de cinco personas) se enferma, se mandará a todos a cuarentena. Y a la semana se les someterá a un testeo. Como el recurso más escaso de estos exámenes son los reactivos de PCR, están proponiendo que —cuando la probabilidad de contagio sea baja, por ejemplo, en los asintomáticos— se aplique un test grupal (pool test): ‘Se toman muestras a cada uno, se mezclan y se usa un reactivo. Si sale negativo, asegura que todos están negativos y si sale positivo, se realiza un test a cada uno. Entonces con pocos test se puede volver rápidamente a trabajar al equipo sin gastar más reactivos’, explica Olivares.

A esto se sumará una aplicación de autorreporte en celulares, donde el personal responderá una encuesta sobre síntomas y contactos que haya tenido.

Ventiladores ‘online’

En paralelo, y como opción para aumentar la disponibilidad de intensivistas, se propone un sistema remoto que permita —cuando estos especialistas estén en fase de cuarentena—, monitorear a pacientes que estén conectados a ventilador mecánico. Eduardo Álvarez, académico de la U. de Talca e investigador del ISCI, señala que es una variable de la telemedicina. Se puede lograr conectando los ventiladores mecánicos a una plataforma web de modo que el médico, a distancia, ‘podría hacer el monitoreo del paciente, tener acceso a los distintos indicadores que entrega el ventilador mecánico, asociados al estado del paciente y en función de ello, dar indicaciones al personal que esta in situ’.

Más aún, agrega, en casos como Chillán —donde hay falta de intensivistas podría recibir ayuda de médicos de otras regiones ‘o de los mismos intensivistas de Chillán que estén en cuarentena preventiva’. Falta que el ISP valide la operación.


Otra lucha: optimizar visitas domiciliarias

Por M. U.

Desde noviembre, antes que se iniciara la crisis por el coronavirus, el ISCI se encuentra desarrollando una plataforma de optimización de las visitas domiciliarias de los doctores, que permite armar más rápido los recorridos y optimizar la ruta a seguir Ya inició su marcha blanca en el hospital San Juan de Dios, donde la capacidad de hospitalización domiciliaria es de 100 pacientes, aunque ahora la demanda fluctúa entre 30 y 60. ‘La definición de las agendas, de los equipos, los pacientes a visitar, y las prestaciones que se requieren se realiza habitualmente a mano, y demora horas. La herramienta permite automatizar ese proceso y asignar la ruta de orden de visitas rápidamente, algo que deriva en una maximización de los recursos humanos y evita dejar pacientes para el día siguiente’, cuenta el académico de la Universidad de Talca e investigador del ISCI a cargo, el ingeniero industrial Eduardo Álvarez, quien asegura que “el sistema automatizado de rutas puede reducir en 30% el tiempo de los traslados”, permitiendo aumentar el número de pacientes a visitar.


Listos para pronosticar la demanda hospitalaria

En marzo los investigadores del ISCI advirtieron que en Europa un problema relevante en la pandemia era la administración de la capacidad hospitalaria.

‘Uno veía que en Italia se enfrentaban a decisiones complejas respecto a quién atender porque no tenían suficiente capacidad’ señala Marcel Goic, académico de Ingeniería Industrial de la U. de Chile y gestor del proyecto. Observando casos similares a Chile elaboraron un modelo predictivo a corto plazo: ‘La idea es anticipar la demanda de uso de recursos a dos o tres días, máximo una semana’, dice Goic. El propósito es optimizar los recursos hospitalarios al definir, por ejemplo, cuántas camas se destinarán a pacientes covid y aquellos no covid.

Todavía no se aplica porque el sistema hospitalario ha funcionado, pero siguen perfeccionado el modelo porque ‘la idea es estar listos para administrar la escasez de recursos hospitalarios si así fuera el caso’.

Fuente: La Segunda