06 Diciembre 22

Académicos plantean propuestas para ampliar recurso humano calificado

Docentes de las universidades de Chile y Adolfo Ibáñez analizan los desafíos que ha generado para la educación superior el dinamismo de la transición energética en el país, lo que exige nuevas capacidades.

LAS BRECHAS Y LA ESCASEZ de habilidades son casi inevitables cada vez que aparece un nuevo producto o servicio; y la transición energética no es la excepción. Por otro lado, la transformación del sector eléctrico en Chile ha sido muy profunda y los profesionales dedicados al rubro necesitan nuevos conocimientos y herramientas.

Ambas visiones comparten docentes de las universidades de Chile y Adolfo Ibáñez (UAI), al analizar los desafíos que ha generado para la educación superior el significativo crecimiento de las Energías Renovables No Convencionales (ERNC) a nivel nacional.

Sector dinámico

En Chile existe una oferta variada de carreras ligadas al sector energético, y que es creciente, por lo que las universidades e institutos están constantemente actualizando sus cursos para poder seguir el ritmo de un rubro altamente dinámico. Así lo asevera Rodrigo Moreno, profesor del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Chile.

“Incluso las empresas ligadas al rubro han estado dictando algunos cursos abiertos o colaborando de forma constante con las universidades para actualizar sus programas”, indica.

La industria de energías renovables en Chile y en el mundo se ha convertido en uno de los sectores más dinámicos dentro del mercado laboral, coincide Shahriyar Nasirov, académico
e investigador del Centro de Transición Energética (CENTRA) de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez.

De acuerdo con el docente, desde la perspectiva nacional, una transición rápida hacia un sistema energético basado en ERNC no solo crea nuevas oportunidades de empleo, sino también múltiples desafíos para el mercado laboral.

Desafíos

“Abordar las nuevas demandas que surjan del ingreso de ERNC en los sistemas energéticos y preparar el personal calificado para cumplir con las necesidades del mercado siguen siendo los principales desafíos para el sector académico”, precisa Nasirov.

Asimismo, recuerda que las tecnologías renovables generalmente involucran trabajos en el procesamiento de materias primas, la fabricación de tecnología, diseño y gestión de proyectos, instalación y/o construcción de plantas, operaciones, mantenimiento y eventual desmantelamiento.

“En cuanto a la cadena de valor, la mayor parte del empleo se crea en la construcción, instalación, operación y mantenimiento. Dependiendo de la tecnología, se necesitan diferentes habilidades y ocupaciones en cada paso de dicha cadena”, señala el investigador.

Desde la perspectiva de los conocimientos, argumenta, los trabajos en ERNC pueden exigir nuevas habilidades y competencias o un ajuste en las operaciones existentes, y la capacitación puede ser la respuesta para superar estos desafíos.

Acota que “por ello, los programas académicos deben responder a una creciente necesidad de profesionales que puedan sostener el crecimiento del mercado ERNC; trabajen con nuevos marcos regulatorios, que posean capacidades técnicas y habilidades para el uso de nuevas tecnologías, que sean capaces de detectar nuevas oportunidades, que estén dispuestos al cambio y que logren gestionar integralmente negocios relacionados a las energías renovables”.

Carrera integral

Moreno concuerda con que la transición energética requiere tanto de personal más especializado como de aquel con una capacidad de integración mayor. “Creo que la principal carencia está en lo segundo. En este sentido, se necesita un mayor esfuerzo y una coordinación de múltiples escuelas dentro de una misma universidad”, sostiene.

“Algunas universidades e institutos, de hecho, han fundado áreas de estudio y docencia en energía que son inter-facultad, reconociendo la necesidad de cruzar conocimiento avanzado en ingeniería, economía, derecho, medio ambiente, ciencias sociales, etc., para resolver problemas con una complejidad creciente”, detalla el docente de la Universidad de Chile.

Para Nasirov, hay pocas instituciones de educación superior que incluyen en su oferta académica carreras más integrales en el ámbito de la energía. “Si bien la mayoría de las carreras de ingeniería que atienden al sector energético se enfocan en ingeniería industrial, eléctrica o mecánica, la mayoría tiene una exposición limitada a las energías renovables y, por lo tanto, los graduados no pueden agregar valor sustantivo en sus empresas desde el primer día”, advierte.

Añade que después corresponde al empleador llevarlos a algún tipo de aprendizaje o programas de tutoría que faciliten la transferencia de habilidades necesarias para desempeñarse en energía solar fotovoltaica, eólica y almacenamiento de energía, entre otras áreas, según la industria y la tecnología.

En esa línea, resalta que “la escasez se vuelve más profunda cuando entramos en roles especializados de nicho, como ingenieros de automatización SCADA, analistas eólicos, ingenieros de estudios de energía, ingenieros de almacenamiento de energía o desarrolladores de proyectos”.

Al respecto, comenta que “la lista continúa, por lo cual, es necesario generar nuevas ofertas académicas para formar ingenieros particularmente en el área de energía. Es decir, no solo con sólidas bases de ingeniería eléctrica o mecánica sino también en aspectos regulatorios, medioambientales y de optimización, evaluación y gestión de proyectos”.

Infraestructura y educación continua

El docente de la UAI señala que hoy en día hay amplias ofertas para formar a profesionales con competencias de posgrado en el ámbito energético. “Pero pocas instituciones de educación superior cuentan con modernos laboratorios e instalaciones donde, por ejemplo, los alumnos puedan conocer una planta fotovoltaica, que cuenta con distintas tecnologías de paneles solares y con almacenamiento en baterías de litio. Por lo cual, falta desarrollar clases experimentales como estrategia de enseñanza”, indica.

Sobre este punto, Moreno asegura que la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile tiene posgrados (magísteres y doctorados), postítulos y cursos que buscan tanto reforzar el conocimiento de los recién graduados como realizar educación continua en profesionales del sector en materias técnicas, matemáticas, económicas y regulatorias, entre otras.

Dice que la oferta es variada en Chile, pero faltan programas que sean más interdisciplinarios, que permitan mirar un problema desde distintos ángulos, tratando de buscar soluciones más integrales. “Se están haciendo varios esfuerzos, pero aún caemos en preservar un foco que es principalmente técnico, dejando de lado otras dimensiones muy importantes. Esto es muy relevante en energía, ya que es un sector altamente multifacético que necesita varias miradas”, agrega.

Por su parte, el profesor Nasirov concluye que lo que se requiere es “una colaboración más estrecha entre la industria y las instituciones educativas”.

“Algunas universidades e institutos han fundado áreas de estudio y docencia en energía que son inter-facultad, reconociendo la necesidad de cruzar conocimiento avanzado en ingeniería, economía, derecho, medio ambiente o ciencias sociales”, Rodrigo Moreno, Universidad de Chile.

“Pocas instituciones de educación superior cuentan con laboratorios e instalaciones donde, por ejemplo, los alumnos puedan conocer una planta fotovoltaica. Por lo cual, falta desarrollar clases experimentales como estrategia de enseñanza”, Shahriyar Nasirov, Universidad Adolfo Ibáñez.

Fuente: Electricidad