Transporte público en tiempos de COVID-19
Columna de opinión: Franco Basso, Investigador ISCI y académico de Ingeniería Industrial en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
En un contexto de pandemia global, el transporte se ha convertido en uno de los principales focos de contagio debido a la gran cantidad de personas que lo utilizan diariamente, con las consiguientes aglomeraciones. A pesar de lo anterior, existe una serie de medidas que tanto usuarios como autoridades pueden tomar para limitar las probabilidades de contagio.
En términos generales, el llamado es tratar de evitar lo más posible el uso del transporte público, tanto del Metro como de los buses. Es decir, si es que existe la posibilidad de caminar para evitar un trasbordo o hacerlo directamente a nuestro destino final, es una buena medida hacerlo. En particular, se debe privilegiar los medios de transporte que no generen aglomeraciones de personas, como la bicicleta o el automóvil particular. La idea es intentar usar el transporte público lo menos posible en estas circunstancias, de modo que, para aquellos que se vean en la obligación de hacerlo puedan disponer de mayores espacios, menor hacinamiento y, por consiguiente, tener un transporte más seguro. Para lograr aquello, una idea adicional es que los vecinos puedan organizarse para compartir viajes, de modo de reducir la cantidad de personas con las cuales interactúan. En ese sentido, el uso de plataformas tecnológicas como Uber o Cabify es también aconsejable, pues la distancia que uno mantiene con el conductor es mucho menor que la que se tiene con otros pasajeros si uno va en bus o metro.
Si finalmente no se tiene otra opción más allá del transporte público, es importante no solo mantener distanciamiento con el resto, sino que también evitar estar en contacto con superficies que pudiesen ser foco de infección, evitando así llevar el virus a la casa. Otra estrategia que sirve, es tratar de modificar los horarios de los viajes. En estas circunstancias, los empleadores deben tener mayor flexibilidad para permitir horarios de trabajo diferidos que eviten que todo el mundo tenga que utilizar el transporte público en el mismo horario. Por ejemplo, si un trabajador puede llegar a las 10am en vez de a las 9am, está ayudando a todos a tener menos tasas de hacinamiento, y por ende, probabilidad de contagio.
Finalmente, el rol de las autoridades en esta crisis es insoslayable. El gobierno y las empresas deben mejorar las medidas de sanitización, en particular en los buses, idealmente realizando procedimiento de desinfección cada vez que un bus llega al terminal. Además, el Ministerio de Transporte debe hacer todos los esfuerzos que sean necesarios para mantener la oferta de transporte, pues si se mantienen las frecuencias y la demanda disminuye, como lo ha estado haciendo, entonces la cantidad de viajeros por metro cuadrado disminuye, haciendo el entorno más seguro para toda la comunidad.