Lo que viene en el cerro Calán: un parque con senderos, mirador, trekking y circuito astronómico
En nota La Segunda, el investigador ISCI y decano de la FCFM Francisco Martínez, comentó que además de la preservación y del desarrollo de un parque público abierto, habrá un circuito relacionado con la ciencia, donde los visitantes podrán vincularse con la astronomía.
La Municipalidad de Las Condes invertirá $5 mil millones en un convenio por 20 años. Entre otras cosas, aportará el agua.
La fonoaudióloga Milena Segovia, madre de cuatro hijos de entre 4 y 10 años, mira a la cima del cerro Calán y sonríe esperanzada. Vive en Las Condes, a dos cuadras del faldeo del macizo que se empina hasta los 875 metros sobre el nivel del mar.
Las 52 hectáreas del lugar no son amigables para sus vecinos. Las extensas zonas de pastizales en más de alguna ocasión se han convertido en foco de incendios o de desperdicios. Solo en su cima brilla el observatorio de ese mismo nombre dirigido por el Departamento de Astronomía de la Universidad de Chile, que es la dueña del terreno. Pero eso, está apunto de cambiar.
Al menos es lo que piensa luego de enterarse del convenio que —después de tres años de conversaciones— firmó a principios de octubre la Municipalidad de Las Condes y la Universidad de Chile para convertir el lugar —a partir de 2020— en un espacio abierto al público, con zonas para parque, reforestación, senderos para trekking y ciclovías. Pero además, un polo de desarrollo y conexión entre la comunidad y la astronomía.
«En este sector hay algunas plazas, pero si queremos hacer trekking o pasear en una zona más grande debemos irnos al cerro Manquehue, lo que significa tomar el auto para hacerlo. Y si además la universidad acerca el tema astronómico a la gente, ¡qué mejor!», dice.
Dividido en 6 zonas
Y aunque, por ahora, el municipio de Las Condes prefiere evitar referirse al proyecto, el concejal Carlos Larraín (RN) explica que el objetivo de esta alianza con la Universidad de Chile es forestar el cerro y desarrollar un parque abierto a la comunidad.
«Salvo por el observatorio ubicado en su cima, el Calán no ha tenido uso hace cinco décadas. No ha sido urbanizado y su vegetación no ha sido cultivada. De las 52 hectáreas de terreno del cerro, 35 al menos serán intervenidas para la conformación del parque», explica.
Y agrega que el convenio —por 20 años, con renovación automática por otros 10— implicará una inversión municipal de $5 mil millones. «Habrá una red de senderos, iluminación, vegetación nativa, espacios para miradores y rutas para bicicletas y trekking. Además, de espacios dedicados a la academia. Se realizará la limpieza de malezas y la construcción de un sistema de estanque y riego», cuenta Larraín.
Para ello, se establecieron 6 zonas en el cerro. Todo, desde la cota 800 hacia abajo podrá ser usado por el municipio para el parque. Se destinarán 12 hectáreas para la conservación y reforestación del cerro en la ladera poniente, otras 6 hectáreas para un parque de acceso público en la ladera sin-oriente yen otras dos hectáreas construirán un camino de uso peatonal que además servirá de cortafuego. Estas 3 zonas administradas por el municipio.
Ese camino será una suerte de anillo (en la cota 800) que permitirá una vista a Santiago. El municipio hará todos los cierros, tanto en ese camino como en el que da a la calle.
El cerro actualmente tiene flora nativa, aunque solo en parte de la cima (donde está el Departamento de Astronomía), donde hay un jardín con árboles y paisajismo. El resto, está en estado silvestre. «La universidad tiene unos derechos de agua de un canal que pasa por calle Charles Hamilton, pero esa agua no se usa para riego, sino que se usa agua potable. El proyecto considera que el municipio traiga el agua para regar el cerro Calán», dice la jefa de la oficina de Arquitectura de la Universidad de Chile, Maytia Sáez.
Con circuito astronómico
Otras 16 hectáreas (en la cima, donde hoy se emplaza el observatorio) serán de uso exclusivo de la casa de estudios. Allí —previa aprobación de la universidad— el municipio podrá hacer obras de paisajismo y áreas verdes. Otras 14,8 hectáreas (laderas norte y sur) se definen como «zonas de desarrollo sustentable para la universidad», donde la Universidad de Chile podrá llevar a cabo cualquier proyecto con sello universitario y acorde al plan regulador. Pero si el plantel no dispone del uso de esas zonas, su administración se sumará al municipio para el desarrollo del parque.
Sáez aclara que aún no está desarrollado el proyecto del parque: «La Contraloría interna de la universidad debe dar el visto bueno al convenio. Una vez que lo haga, que debe ser pronto, se armará una comisión entre la facultad y el municipio y veremos qué proyectos específicos vamos a hacer», comenta.
Y explica que el municipio propone los proyectos, los revisa la oficina de Arquitectura de la universidad, son propuestos al decano, él los aprueba y la municipalidad los ejecuta.
Sin embargo, el decano de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, Francisco Martínez, adelanta que «además de la preservación y del desarrollo de un parque público abierto,
donde habrá espacio para el esparcimiento y el deporte, habrá un circuito relacionado con la ciencia donde los visitantes podrán vincularse con la astronomía».
Y explica que existe la idea de realizar un laboratorio para el desarrollo de tecnología satelital que pueda ser visitado por el público. «Estamos viendo desarrollar allí un laboratorio para desarrollar tecnología espacial, que convoque a todos los investigadores vinculados al tema para construir satélites, nanosatélites y microsatélites», cuenta.
«Magnífico enclave geográfico»
La palabra Calán proviene de la denominación quechua «Qalá», que quiere decir «completamente desnudo». Según detalla una memoria de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile (2010), históricamente en este cerro no hubo terrenos fértiles de cultivo; sino que siempre fue una superficie agreste y deshabitada que conservó una vegetación característica del valle central.
«Sus faldeos caen por la calle Paul Harris desconectados a la ciudad, aislados por calles y cerramientos. Tiene una zona que es como un paredón. Resulta inaccesible tanto por su pendiente como por la falta de caminos», advierte el columnista y arquitecto de la Universidad Católica, Sebastián Gray.
Pese a ello, dice que el proyecto anunciado es una «muy buena noticia para Santiago», porque preserva elementos singulares y característicos del paisaje santiaguino. «Se suma a una red de espacios públicos con el atractivo adicional de su altura y de su histórico observatorio. Es un nuevo paseo a escala de barrio. Muy asequible y adecuado para panoramas breves de esparcimiento deportivo y familiar. Además, un parque incorporará el cerro a la trama de la ciudad», explica.
Su colega de la Universidad de Chile, Tomás Villalón, agrega que el proyecto será un aporte a la ciudad porque forma parte de los 26 «cerros islas» del Gran Santiago. «Es un magnífico enclave geográfico. Algunos de sus bordes son muy abruptos, pero en los puntos donde no hay conexión con la ciudad siempre existen diseños que pueden ayudar a articular su llegada al suelo. Por eso es importante que no le pase lo que al cerro San Cristóbal, que lo están cortando para poner senderos que muchas veces son innecesarios. Hay que domesticar el suelo solo para los usos humanos. Otros de sus bordes deberían quedar silvestres, como una reserva y un testimonio de lo que era el cerro originalmente», explica el académico y arquitecto.
A su juicio, un buen proyecto debiera hacerse cargo de la integridad del cerro Galán, con un plan maestro que defina sus directrices de trabajo. «Este plan debe velar por las decisiones que van a gobernar su futuro paisajístico, geográfico, arquitectónico y urbano», enfatiza.
Para Pablo Fuentes, arquitecto y académico de la Universidad San Sebastián, lo más valorable es la recuperación del valor ambiental del cerro. «Durante años el cerro Calán se ha ido deteriorando principalmente por falta de recursos de la universidad. Sería adecuado potenciar un programa de reforestación de especies nativas, talleres de flora y fauna. Y fortalecer especialmente el rol estratégico del cerro en materias de observación astronómica», opina.
Fuente: La Segunda