LA RUTA HACIA UNA MOVILIDAD SOSTENIBLE
El auge de la electromovilidad en Latinoamérica ha ayudado en la lucha contra las emisiones de carbono. Pero los expertos aseguran que este tipo de movilización es solo una de las aristas para tener ciudades más limpias y sostenibles.
Autos, scooters y bicicletas que funcionan en base a electricidad, son algunos de los nuevos medios de transporte adoptados por los chilenos en el afán de encontrar formas sustentables de movilizarse en medio de la emergencia marcada por el cambio climático. Una tendencia que se ha replicado en otros países de la región y que mantiene un impacto positivo en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero producidos por el transporte tradicional.
‘Esto tiene un impacto positivo pero muy marginal en el caso de los automóviles eléctricos, pues mientras no tengamos una matriz energética completamente limpia, la reducción de emisiones para ese modo es muy pequeña. A lo anterior se suma la huella de carbono asociada a su fabricación, que es muy alta. Scooters y bicicletas con pedaleo eléctrico asistido tienen un impacto muchísimo más grande en cuanto a reducción de emisiones, a un costo mucho menor’, indica Ricardo Hurtubia, académico de la Facultad de Ingeniería y Transporte de la Universidad Católica, quien agrega que para lograr ciudades sostenibles, es clave avanzar hacia modelos de urbes compactas con políticas públicas que incentiven el uso de modos sostenibles y transfieran los costos sociales por el uso del auto (eléctrico o no) a sus usuarios.
Para Pablo Maturana, CEO de Evsy -empresa dedicada a reducir las esperas de carga de los autos eléctricos-, uno de los principales desafíos es aumentar los beneficios frente a la adopción de la electromovilidad, e igualmente aumentar las restricciones para vehículos a combustible fósil.
Según la Estrategia Nacional de Movilidad Sostenible, este concepto es entendido como las acciones que permiten a los individuos satisfacer sus necesidades de desplazamiento e integración urbana haciendo uso de un medio de locomoción de bajo costo social, ambiental y energético, sin comprometer el bienestar de las generaciones futuras.
En ese sentido, a la falta de mecanismos para transferir los costos sociales, se suma el incremento en la accesibilidad a áreas periféricas, lo que genera un mayor desarrollo urbano que se traduce en la necesidad de hacer viajes más largos. Un escenario donde el auto se vuelve una solución y donde podrían cobrar relevancia modelos más eficientes como el carsharing o la posibilidad de utilizar autos nuevos y en mejores condiciones de mantención que ofrece el renting.
Sin embargo, para avanzar a una ciudad más limpia es clave que el transporte público sea una alternativa viable y atractiva para las personas en cuanto a sus niveles de servicio. Un cambio de paradigma, dice Hurtubia, que muestre a los ciudadanos que una ciudad que prioriza diversos medios de transporte no solo es más sostenible, sino más eficiente.
Fuente: El Diario Financiero