ISCI y Hospital Clínico Universidad de Chile se unen en exitosos proyectos interdisciplinarios
Dar solución a cuestiones contingentes en el sistema de salud requiere una mirada compleja. Un desafío que hicieron suyo los investigadores del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería, ISCI, cruzando su zona académica de confort con una idea en mente: impactar en la salud de la población desde la ingeniería aplicada, ¿Cómo?, mirando más allá de sus campos de estudio, en dirección a la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile.
Unión pionera que da respuesta a problemas sociales concretos a través del desarrollo de ciencia de excelencia. En palabras de Leonardo Basso, Director de ISCI y académico de la Universidad de Chile: “Realizamos, y seguimos, haciendo ingeniería innovadora en terreno, misma motivación que nos acompaña desde el año 2020. Logramos que la investigación trascendiera al paper e impactase en la sociedad”.
El resultado de la colaboración superó las expectativas, siendo, incluso, capaz de enfrentar con gran éxito una situación límite e inesperada, como lo fue la propagación del SARS-Cov-2. Desempeño que de forma estimada evitó 75.000 contagios, 2.500 usos de camas UCI, 3.000 muertes y ahorró $420 millones de dólares e hizo merecedores de uno de los reconocimientos más importantes a nivel mundial del área, el Franz Edelman Award, que premia la iniciativa con mayor impacto en la sociedad y donde compitieron a la par con General Motors y el MIT, instituciones de gran trayectoria y recursos.
Logros que celebran las IV Jornadas de Investigación del Hospital Clínico Universidad de Chile, en las cuales, profesionales provenientes de ambos campos compartieron los avances y herramientas realizados en conjunto. Como destaca Eduardo Tobar, profesor asociado al HCUCH, “En la medida en que logremos interactuar de manera frecuente y fluida y trabajemos en la transdisciplina vamos a solucionar problemas grandes de salud. Es una gran ganancia para los pacientes, sus familias y el sistema, además de ser un espacio de crecimiento para los académicos”.
Abriendo la instancia, Basso explicó los proyectos implementados en hospitales y diversas áreas de la salud que permitieron intervenir en diferentes niveles de la contención de la crisis en la presentación titulada “Ingeniería que salva vidas durante la crisis Covid-10 en Chile“. Iniciativas llevadas a cabo por investigadores son diversos y que abordan problemáticas vinculadas entre sí, desde la predicción de la demanda hospitalaria, la contención de la velocidad de propagación del virus mediante medidas no farmacológicas, estrategias y logísticas de testeo, análisis de apoyo a las decisiones de turnos de equipos críticos para maximizar la capacidad de atención del personal considerando los contagios, medición del efecto de la inoculación y apoyo a la gestión de hospitalización domiciliaria, por mencionar algunas. Además, de una serie de reportes de movilidad, información que sirvió para tomar medidas que disminuyeran la propagación del virus.
El trabajo conjunto sigue adelante. Actualmente, los distintos equipos formados por profesionales de distinta experticia han logrado contribuir desde áreas como la inteligencia artificial con tecnologías que mejoran la gestión de los recintos de salud, apoyan el diagnóstico de especialistas o contribuyen en el tratamiento de enfermedades.
Así relató Flavia Guiñazu, international medical advisory, investigadora neurocientífica y miembro del WIC, quien en el seminario se refirió a una herramienta computacional que identifica el porcentaje de probabilidad de melanoma basándose en una foto de la lesión en la piel y la agrupa en uno de los nueve tipos de la patología. La tecnología es un éxito: “hasta ahora, predijo todos los casos de melanoma entre las 513 muestras usadas de pacientes del hospital del área de dermatología del hospital de la Universidad de Chile”, añade la académica.
Otro caso de éxito es Kefuri, “app destinada al uso de los funcionarios de salud dedicados al tema (usuario que es validado y habilitado), quienes solo requieren descargarla en sus teléfonos inteligentes y crear un usuario, para luego, en el caso de que llegue un paciente que cumpla con los criterios de posible donante, seleccionar distintas características de este para detectar y dar aviso de un posible donante de órganos”, expuso Fernando González, académico de medicina en la Universidad de Chile.
La implementación de la app logró aumentar en un 93% de avisos en su primer año de puesta en marcha, lo que significó un 500% más de donaciones en comparación a los 2 años previos a su uso, así también ocurrió en 2020 en el Hospital Santiago Oriente, recinto que aumentó en un 200% el número de donaciones al 2021.
Como demostraron las presentaciones descritas, el diálogo entre los dos campos es fundamental para respuesta a problemas complejos. Ejemplo del compromiso de ISCI por desarrollar ciencia aplicada que impacta en la sociedad.
Fuente: Diario Estrategia