Inteligencia artificial facilita el diagnóstico precoz del cáncer de pulmón en Chile
OncovigIA, una herramienta digital creada por académicos de la U. de Chile y la UC, demostró que es capaz de detectar con certeza a los pacientes que podrían tener la enfermedad, a partir del análisis de informes de tomografías computarizadas. Esto permite que puedan iniciar el tratamiento lo antes posible y mejorar así su pronóstico.
El cáncer de pulmón es uno de los tumores malignos más silenciosos y cada año afecta a más de 3.600 chilenos, según el Ministerio de Salud. Uno de los problemas a nivel mundial en relación con este tipo de cáncer es que su diagnóstico tardío reduce el éxito de los tratamientos.
Pensando en cómo ayudar a cambiar ese panorama a nivel local fue que un grupo de investigadores de la U. de Chile, de la U. Católica y médicos del Hospital Sótero del Río (el más grande de la red Metropolitana Sur Oriente) se unieron para crear un proyecto en torno al desarrollo de una nueva estrategia para el diagnóstico precoz en Chile mediante inteligencia artificial.
La historia comenzó en 2020 con la creación de OncovigIA, una herramienta basada en un modelo computacional que aprendió a detectar pacientes con sospecha de cáncer a partir de informes de tomografías computarizadas.
Richard Weber, académico del Departamento de Ingeniería Industrial de la U. de Chile e investigador ISCI y uno de los líderes del proyecto, explica: ‘En el hospital toman una radiografía de tórax del paciente, luego un radiólogo redacta el informe de lo que ve y finalmente un médico especialista lo interpreta. El problema es que la realidad del hospital es que no tienen suficiente tiempo para leer los miles de reportes’, lo que genera listas de espera.
Weber agrega: ‘La herramienta digital lo que hace es analizar el texto de los informes y clasifica a los pacientes con sospecha de cáncer’. Esto, por medio de un procesamiento del texto de los documentos y técnicas de aprendizaje automático, señala el académico.
Entrenamiento
Tras entrenar el sistema, este se aplicó a más de 13 mil informes de tomografía computarizada de tórax por medio de un piloto. Así se logró identificar a 377 pacientes con sospecha de cáncer de pulmón no detectados ni tratados previamente.
‘Los primeros resultados dan un buen indicio’, asegura Weber. ‘Tenemos un sistema con una precisión del 90%, es decir, que de los casos con una sospecha de cáncer, detectamos más del 90% de ellos’, precisa.
José Peña, oncólogo e investigador de la U. Católica, quien también es parte del proyecto, comenta: ‘Lo que esta herramienta hace es dar la oportunidad para que las personas que previamente no fueron detectadas con algún hallazgo inespecífico, que puede terminar en cáncer o no, puedan ser encontradas a tiempo. Esto, sin pedirle más a los profesionales de la salud’.
Pese a que a futuro podría implementarse para otros tipos de cáncer, OncovigIA concentró sus esfuerzos en este cáncer, dado que, según explican sus autores, cuando iniciaron la proyecto la patología no era parte del GES (ahora sí).
‘Consideramos que era un acto de justicia elegir a este grupo de personas y, además, porque se trata de un problema prevalente, pese a que su diagnóstico precoz no es costoso. Se detecta con pruebas de imágenes, radiografías, escáner; son exámenes que se hacen por miles’, señala Juan Cristóbal Morales, jefe del Departamento de Salud Digital del Servicio de Salud Metropolitano Sur Oriente (SSMSO) e investigador de la UC.
Probada la funcionalidad del modelo, el siguiente paso de sus creadores es ponerlo en práctica durante el primer semestre del año, instalando la herramienta en el sistema que usa el Hospital Sótero del Río para apoyar al personal.
‘Actualmente tenemos un modelo que funciona offline, es decir, ellos nos mandan los reportes y nosotros los procesamos, pero la idea ahora es instalarlo en el sistema del hospital, es decir, iniciar una implementación’, precisa Weber.
‘Creemos que un mensaje importante aquí es invertir en tecnología’, agrega. Y puntualiza: ‘La tecnología existe, pero el desafío más que desarrollarla es integrarla a los sistemas de salud’.
Fuente: El Mercurio