Estudio realizado con datos de RED Metropolitana de Movilidad revela importante ahorro de energía gracias al uso de buses eléctricos en Santiago
Un consumo equivalente al de 200 mil ampolletas encendidas todo el día (400 mil kWh) es el que se ahorra al incorporar mil buses eléctricos en sustitución de otros tantos a combustión diésel, de acuerdo al estudio “Impacto de la electromovilidad en el transporte público: una estimación de la energía y consumo usando datos desagregados en Santiago de Chile”, liderado por el investigador del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI) y académico de la PUCV, Franco Basso. “Es muy importante que este estudio -a diferencia de otras experiencias internacionales- se pudo hacer en un ambiente real, con lo que ocurre en la Región Metropolitana, con la forma de conducir de los choferes del Transantiago y, por lo tanto, nos permitió tener una medición mucho más precisa”, comenta Basso a País Circular.
Quienes viven en Santiago han podido apreciar en los últimos cinco años una importante transformación en el transporte público. Junto con el cambio de nombre desde Transantiago a RED Metropolitana de Movilidad, y a la reciente extensión de las líneas 3 y 2 del Metro, se han ido sumando cada vez más buses eléctricos, al punto de ser la capital chilena la ciudad fuera de China con más vehículos de este tipo. Así lo subraya Franco Basso Sotz, investigador del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI) y académico de la Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), quien lideró un estudio para medir el impacto de la electromovilidad en el transporte público de la Región Metropolitana en términos de eficiencia energética.
Según los datos del estudio, a la fecha RED tiene -en total- cerca de 7.400 buses, de los cuales aproximadamente el 21% es eléctrico, es decir, más de 1.500. Considerando que el sector transporte es uno de los que mayor cantidad de energía consume a nivel nacional (cerca del 40%), y que es uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero causantes del cambio climático, ¿qué significa cambiar a buses eléctricos en términos concretos de eficiencia energética?, ¿cómo afectan a esa eficiencia las condiciones reales de conducción?, ¿qué recorridos muestran mayores beneficios?
Esto es parte de lo que intenta responder la investigación titulada “Impacto de la electromovilidad en el transporte público: una estimación de la energía y consumo usando datos desagregados en Santiago de Chile”, que fue dada a conocer recientemente y donde se entrega información útil para los tomadores de decisiones, en el sentido de orientar las inversiones futuras en movilidad sostenible. Junto con las estimaciones sobre el ahorro en el consumo de energía que acarrea reemplazar con buses eléctricos los buses a diésel, se evaluaron otras variables con alto impacto, como el uso del aire acondicionado, frenados bruscos, masa del bus y de los pasajeros, pendiente de la ruta, entre otras.
Uno de los hallazgos destacados es que el reemplazo de buses diésel por buses eléctricos ha generado ahorros significativos de energía. Las estimaciones señalan que al sustituir mil buses a combustión diésel por vehículos eléctricos se logra un ahorro de unos 400.000 kWh diarios (exactamente 392.473 kWh), lo que equivale al ahorro que produce apagar más de 200.000 ampolletas de bajo consumo por un día, explica el investigador del ISCI.
La reducción del consumo de energía se suma a otros beneficios de la electromovilidad, como la menor emisión de contaminantes que dañan el medioambiente y la salud de las personas, así como menos ruido y otras condiciones que hacen que el viaje en transporte público sea más grato, como poca vibración del vehículo, climatización y puertos USB para carga de aparatos eléctricos.
Experiencia pionera: bus por bus
La investigación dirigida por Basso corresponde a la tesis de Magíster en Ingeniería Industrial PUCV de Brian Vidal, y en ella también participaron los académicos Felipe Feijoo, de la PUCV; Raúl Pezoa, de la Universidad Diego Portales; y Mauricio Varas, de la Universidad del Desarrollo. El periodo de estudio examinado corresponde al 22 de septiembre de 2021, desde las seis de la mañana hasta las diez de la noche, y consideró al universo total de buses RED.
Esta última característica transforma al estudio en una experiencia pionera pues, según señala Franco Basso, “a diferencia de otras investigaciones, nosotros evaluamos el consumo energético bus por bus, estimando la cantidad de personas que un día en particular estuvieron en cada uno de los vehículos y tomando en consideración el modo de conducir de los choferes de la red, de manera de poder cuantificar cómo estos distintos modos de conducir y distintas situaciones geográficas tienen un impacto en el consumo energético”.
Consultado sobre la metodología usada, el académico de la PUCV explicó que “se consideraron todos los buses del sistema, pero para poder hacer la calibración de los modelos tuvimos que ir a bases que tuviesen datos reales de consumo energético, y para eso ocupamos los datos de TrackTec, que nos entregó datos sensorizados para seis buses, que nos sirvieron para calibrar el modelo. Luego, con ese modelo calibrado, pudimos aplicarlo para el resto de los buses eléctricos y hacer estimaciones a través de modelos de base física para los buses a combustión. Con eso, haciendo una diferencia de consumo energético, pudimos estimar el beneficio energético, es decir, la reducción en consumo de energía que se genera al pasar desde buses a combustión a buses eléctricos”.
Es una metodología novedosa -dice el documento-, que estima el consumo de energía de los autobuses eléctricos utilizando dos fuentes de información: GPS para todos los autobuses de la red y mediciones empíricas en algunos autobuses eléctricos sensorizados.
“Es muy importante que este estudio -a diferencia de otras experiencias internacionales- se pudo hacer en un ambiente real, con lo que ocurre en la Región Metropolitana, con la forma de conducir de los choferes del Transantiago y, por lo tanto, nos permitió tener una medición mucho más precisa, y que tome en consideración estas diferencias”, comenta Basso a País Circular.
Recorridos con mayor beneficio potencial
El investigador comenta que al realizar el análisis encontraron que dichas particularidades en los modos de conducción, tales como aceleraciones o frenadas bruscas, “pueden llevar a diferencias muy importantes en términos de eficiencia energética y, por lo tanto, son variables que se deben tener en cuenta al momento de tomar decisiones”.
Otras variables relevantes en el ahorro energético son el uso del aire acondicionado y la pendiente de la ruta, algo que aumenta el consumo en cualquier tipo de vehículo. Considerando estos antecedentes, el estudio determinó los recorridos y zonas de la ciudad donde conviene reemplazar buses a combustión fósil por eléctricos. “Aquellas líneas de buses en las cuales debería priorizarse a futuro la incorporación de nuevos buses eléctricos son principalmente las que van en el sentido oriente-poniente, y viceversa, pues tienen un mayor beneficio potencial en términos de eficiencia energética, probablemente por la pendiente”, detalla el investigador.
El estudio pone énfasis en la utilidad de los resultados y de la metodología propuesta para quienes tomas las decisiones sobre transporte público a nivel local, en especial debido a que “los datos altamente desagregados proporcionan una mayor precisión en el cálculo del consumo de energía, lo que respalda una mejor toma de decisiones y control”.
“Considerar estas variables permite avanzar en tomar cada vez mejores decisiones sobre, por ejemplo, cuál flota electrificar primero, así como consejos operativos específicos para promover entre los conductores comportamientos de conducción más sostenibles”, concluye Basso.
Fuente: Paiscircular.cl