El impacto en seguridad vial de reducir la velocidad máxima urbana a 30 km/h
El académico de la UC Luis Ignacio Rizzi respalda las virtudes de la iniciativa que impulsa la ONU y destaca la merma de muertes por accidentes y atropellos.
Lograr que los vehículos circulen a un máximo de 30 kilómetros por hora en las ciudades, los pueblos y aldeas de todo el mundo fue el objetivo que Naciones Unidas se fijó hace unos días, en medio de la 6ª Semana Mundial de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial que se celebró del 17 al 23 de mayo.
Las razones expuestas se centraron en la urgencia de reducir el número de accidentes y muertes por accidentes de tránsito, aunque también se han dado razones medioambientales. En ese contexto, la semana pasada La Tercera publicó un artículo acerca del proyecto entre Ñuñoa y la Fundación Conciencia Vial para implementar la primera “zona de tráfico calmado” en la comuna, con una velocidad máxima de 30 km/h para los autos. Pero, ¿por qué 30km/h y no 25 o 35? ¿Qué dicen las investigaciones al respecto? ¿Esta reducción de la velocidad tendría, además, un impacto medioambiental?
Las dudas las despejó el ingeniero Luis Ignacio Rizzi, profesor asociado de la Escuela de Ingeniería de la UC y miembro del Instituto de Sistemas Complejos en Ingeniería. En conversación con el programa Plaza Pauta, de Radio PAUTA, dijo que “30 km/h es una velocidad máxima que permite la convivencia entre los modos motorizados y los modos activos, es decir, peatones y ciclistas. De acuerdo a los estudios, es un límite saludable”.
“Nosotros en el sistema decimal decimos 30 km/h y los ingleses y norteamericanos hablan de 20 millas por hora, equivalentes a 32 km/h. Tiene que ser un número fácil de decir. Se fijan los 30 km/h porque la gran mayoría de los estudios enfocados en analizar qué pasa cuando hay un choque frontal entre un vehículo y un peatón, muestran que las probabilidades de fallecimiento hasta esa velocidad son relativamente bajas. A partir de esa velocidad, la probabilidad de que un peatón fallezca en un accidente crece de manera muy significativa”, explica Rizzi.
“Cuando llegamos a los 50 km/h, el límite de velocidad que tiene la gran mayoría de las ciudades de Europa occidental, y que se incorpora en la legislación chilena en los últimos dos o tres años, se genera que en un choque frontal entre un automovilista y un peatón, la posibilidad de que este último muera es alta”, explicó el académico.
El experto de la UC dijo que “no todos los estudios muestran la misma probabilidad de fallecimientos, pero en lo que sí coinciden es que de 30 a 50 km/h el riesgo de fallecimiento se incrementa notablemente y este crece en adultos mayores, con cifras de 80 y 90%”.
El factor medioambiental
También existe evidencia que apoya el modelo de los 30 km/h en la generación de un impacto medioambiental positivo. “Lo que se dice de la zona de 30 km/h es que generaría menores eventos de aceleración y desaceleración, que aumentan las emisiones de contaminantes. Aunque también es cierto que cuando se circula a velocidades menores, el consumo de combustible es mayor. El consumo se comporta como una U: cuando estás a velocidades muy bajas, emites muchos contaminantes y consumes mucho combustible. Cuando llegas a velocidades de entre 40 y 60 km/h, estás en el ideal del rendimiento vehicular. Y, a partir de los 60 km/h, y si incrementas la velocidad de circulación, comienzan a dispararse en consumo y las emisiones”.
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Fuente: Radio Pauta