Casi la mitad de los chilenos usa la inteligencia artificial para su trabajo o estudio
La investigación quiso ahondar en los usos y las percepciones que se tiene de esta herramienta. El 32% ve riesgos en ella y un 46% cree que no los hay. En tanto, 5 de cada cien confían plenamente y más del doble desconfía por completo de la IA.
Casi la mitad de los chilenos (45%) usa herramientas con inteligencia artificial (IA) en su trabajo o lugar de estudio, un quinto (20%) la utiliza en sus relaciones interpersonales y casi un séptimo (15%) en su vida cotidiana. Estas son algunas de las conclusiones de un estudio realizado por la Universidad de los Andes (Uandes) y cuyo objetivo fue saber qué usos y qué percepción tienen los chilenos de la IA.
“Nos sorprendió ver un reporte de la OCDE en que Chile figura como el segundo país en que sus habitantes más desconfiaban de la IA. Entonces, quisimos saber qué percepción tienen los chilenos y cómo la gente ve a la IA”, dice Carla Varietti, profesora de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Uandes e investigadora del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI).
El reporte OCDE —de noviembre de 2023— indicaba que el 52% de los adultos en Portugal y el 50% en Chile veían con desconfianza a la IA, mientras que la media de los países OCDE era de un 35%.
Para ahondar en la percepción de los chilenos, el estudio de Uandes encuestó a 1.416 personas de 18 años o más de 196 comunas del país. Se les preguntó si creen que la IA es un riesgo para su vida cotidiana y el 32% lo ve así, mientras que el 46% cree que no es un riesgo.
Al segmentar los usos que se les da a la IA por edad, el estudio descubrió que las personas mayores de 55 años son quienes más emplean la IA en la vida cotidiana.
Varietti explica que ello se podría deber a que disponen de más tiempo libre para experimentar con estas herramientas. “Usos en la vida cotidiana son retocar fotos con IA, buscar imágenes similares a otra, usar filtros, o emplear ChatGPT para redactar textos o conocer más sobre algo”, dice.
En tanto, la encuesta señala que quienes tienen entre 35 y 54 años la aplican mayormente en las relaciones interpersonales. “Por ejemplo, piden redactar mensajes con los que se relacionan con otras personas y con la IA le van dando cierta personalidad diciéndole ‘hazlo más formal’ o ‘que sea más empático’”, dice la académica.
Vida cotidiana
Quienes más utilizan esta herramienta para trabajo o estudio son los que tienen entre 18 y 34 años: la mitad de ellos lo hace, y 17% la usa para relaciones interpersonales. Solo el 12% dice no usarla en ningún ámbito.
Y si bien tantos hombres como mujeres usan por igual la IA para sus relaciones interpersonales y la vida cotidiana, sí hay una diferencia en el uso para trabajo o estudio: un 51% de los hombres y un 40% de las mujeres lo hace con ese fin.
Al ser consultados sobre cuánto confían en ChatGPT, 5 de cada 100 encuestados dijeron confiar totalmente en ella, 30 de cada cien confían en un 75% y 40 de cada 100 chilenos confían 50% en ella. Además, 11 de cada cien chilenos no confían en nada en la IA.
A Hugo Durney, director del Centro de Transferencia Tecnológica de la UTEM, le llama la atención que exista un porcentaje que está en los extremos. “Me alarma el porcentaje que confía 100% en la IA y, por el contrario, aquellos que no confían en nada en la IA. Esas personas aparentemente están ubicadas en dos extremos, pero en el fondo están en el mismo sitial: ambas corresponden a una población mal informada y que desconocen esta tecnología”.
Si se hace un acercamiento a grupos socioeconómicos, un 47% del ABC1 confía en un 50% en ChatGPT y un 16% del grupo E opta por lo mismo.
En cuanto al conocimiento de ChatGPT, 82% de los hombres y 57% de las mujeres sí han oído hablar sobre ella. Entre quienes no han oído nada, 43% son mujeres y 18%, hombres.
“Es preocupante ver las diferencias porcentuales que se observan entre hombres y mujeres y entre grupos socioeconómicos. La tecnología debería ser un elemento que contribuya a reducir las brechas de género y socioeconómicas en la sociedad y no ser algo a través de lo cual estas brechas y desigualdades se perpetúen”, comenta Durney.
Educar para la IA
También se les preguntó a los encuestados “¿qué se debe enseñar en colegios y universidades sobre IA?”. Un 29% opinó que debería ser “técnicas de uso”, un 25% optó por “contenidos y proyecciones”. El 24% señaló la “ética”.
Hugo Martínez, profesor y director pedagógico en Colegium, pone atención en que el 29% opine que se deben enseñar técnicas de uso. “Así se limita la IA al entrenamiento de funcionalidades como si se tratara de una herramienta de ofimática (como Word o Excel). La velocidad con que aparecen nuevos servicios, herramientas de productividad, editores de lenguajes de programación, etc., permite suponer que cualquier esfuerzo en la formación de ‘técnicas de uso’ de determinados productos que usen IA quedará obsoleto en poco tiempo”.
En cambio, encuentra interesante que el 24% mencione como necesidad educativa la ética.
“Los esfuerzos por incorporar el desarrollo de actitudes y habilidades de ciudadanía digital en las nuevas generaciones parece ser el camino correcto para introducir el uso amigable y seguro de la inteligencia artificial. Una formación valórica que permita discriminar proactivamente buenos y malos usos de esta tecnología es más desafiante para los currículos escolares y universitarios, pero más trascendente a la hora de evaluar la vigencia del esfuerzo educativo formal”, dice.
Fuente: El Mercurio